Elefantes es de esos grupos que te encanta o te deja indiferente. Elefantes es de esos grupos que lo llevas escuchando toda la vida o nunca te has asomado a ellos. Elefantes es de esos grupos que en su directo hace magia, conectando como pocos con su público.
Ahora cumple 30 años. Para celebrarlo, no sólo ha sacado disco nuevo recopilando aquellas canciones que han marcado su historia, sino que también ha incluido algún tema nuevo (porque no siempre van a seguir cantando lo mismo cuando tienen tantas cosas que decir aún) y ha puesto en marcha una gira que los ha traído, entre otros muchos sitios, a Málaga.
Bajo el “Honor a las Bellas Artes” que luce el impresionante techo del Teatro Cervantes de la capital, Elefantes dio todo y más en una noche en la que su público, aquel que pasa ya la barrera de “los 4” y de “los 5” y que, en algunos casos, van acompañados de sus hijos a los que le han inyectado el virus del elefante, no tuvo más remedio que rendirse a la música, ponerse en pie y dejarse llevar.
Un recorrido por tus éxitos de siempre y que han marcado tu carrera es relativamente fácil, pero desnudarte e ir desvelando los pasajes más íntimos de 30 años como grupo, sólo es apto para gente que luce canas y para un ANIMAL ESCÉNICO (así, en mayúsculas) como es Shuarma, que en muchos momentos no sabes si es más actor que cantante porque su grandeza en el escenario y su capacidad interpretativa te hacen cómplice de toda su historia.
Lo crudo de los inicios, con 6 ó 7 espectadores; lo que significó que alguien como Bunbury se fijara en ellos en un concierto en Zaragoza y los lanzara al estrellato; lo duro que fue separarse como grupo, pero darse cuenta años después de que ninguno de sus componentes pintaba nada por separado; el volver a empezar tras estar en lo más alto; historias personales, como conocer en persona al payaso Charlie Rivel; lo que esconde algunas de sus canciones…
Pero la música de Elefantes es un canto a la alegría y al amor. Y ese amor fue lo que demostró sobre el escenario. Un amor que valora a cada uno de sus seguidores, que los convierte en testigos y en protagonistas, un amor agradecido, humilde. Y es que cuando sigues a Elefantes sabes que en tu relación con el grupo hay más que música y eso es lo que puede vivir en sus directos.