Puche es un “tío” normal, sencillo y muy amigo de sus amigos. Es un “malaguita” de los pies a la cabeza: le gusta su ciudad, sus tradiciones, su Semana Santa, su Carnaval, su equipo de La Bombonera… todo.
Y cuando te acercas a su arte parece que es algo sencillo, natural, haciendo honor a su autor. Pero nada más lejos de la realidad.
Y es que el universo creativo de José Luis Puche es elaborado, trabajado, complejo y lleno de matices. Son de esas personas que, cuando la escuchas hablar de su obra piensas “pero qué hay en esa cabeza para hacer esta maravilla”.
Su técnica es igual. Aunque aparente sencillez, siempre va más allá de las cosas. Desde sus inicios con piezas a las que aplicaba epoxi y conllevaba un cuidado extremo en el tratamiento de cada trabajo, a la exposición al agua a la que somete sus obras en las piezas más recientes.
La exquisita exposición “Los murmullos del agua” que acogió recientemente un lugar tan especial como la Casa de Los Navajas en el municipio de Torremolinos mirando al mar (a su mar malagueño) es un gran ejemplo de ese trampantojo de sencillez.
Pero cómo respirar a Puche y cómo seguir tratando de captar su forma de entender el arte puede verse estos días en el musical producido y dirigido por Antonio Banderas ‘Gypsy’.
El musical es en sí es algo excepcional por la escenografía, reparto, dirección… es un espectáculo que sólo está a la altura de los grandes musicales de Broadway. Pero cuando asistes al show y empiezan a aparecer las piezas de Puche, entrelazadas con el guion, la música y la interpretación, vuelve a darnos esa primera impresión de sencillez, de que están ahí, pasando, pero en realidad están unificando todo lo que ocurre en el escenario, son co-protagonistas y no se entendería igual si no estuvieran.
La obra de Puche en este musical es un ejemplo más de su innovación, de ir mucho más allá de las cosas, de su sencillez compleja. Fue Banderas quien quiso contar con él desde el primer momento para darle a su espectáculo un valor más artístico aún y para que pudiera recoger el ARTE (así con mayúsculas) en todas sus expresiones, pero es Puche el que le dio a Banderas y a su ‘Gypsy‘ el nivel de obra de arte.
Es normal que un universo tan especial como el de Puche no se haya quedado sólo en su Málaga, sino que cuenta con una proyección y reconocimiento internacional que sigue disfrutando de su naturalidad, de su amor por las cosas, de su forma de entender el arte y el mundo, de sus inspiraciones e imaginario personal y colectivo (porque siempre hay consciencia de muchas cosas). Era normal que sucediera, era normal que el mundo mirara a Puche y que su Mar estuviera detrás de todo.
Fotos de Manuel Martos.