Aunque de entrada Bristol no es la ciudad que aparece en el listado de las 5 ó 10 ciudades sobre “dónde quiero ir”, sí que merece estar en la segunda lista que todos tenemos de “escapadas europeas”.
Bristol es una ciudad asequible para verla en 2-3 días y supone una inmersión a las profundidades del estilo “british”. Los bristolenses son algo más abiertos que el resto de ingleses, pero, sobre todo, saben disfrutar del tiempo libre (eso sí, la ingesta de alcohol no la llegarán a controlar tampoco).
Imperdonable no cruzar el Puente Colgante de Clifton, o subir a la Cabot Tower para tener unas vistas de la ciudad y su entorno impresionantes. Ojo, no aptas ambas para personas con vértigo.
El arte urbano es su máxima atracción, pero también le otorga a este rincón serpenteado por ríos caudalosos de agua un estilo único y característico que hace que disfrutes de un paseo observando cada rincón pintado a spray.
De esto sabe y mucho Banksy, leyenda de esta ciudad que ha ocupado grandes titulares a nivel mundial por muchas de sus intervenciones. De este artista no puedes perderte en tu visita a Bristol dos joyas: “La niña del piercing en la oreja” y el “Well Hung Lover”. En el caso de la primera, te quedarás sin aliento.
Pero sí que no puedes perderte Bristol si eres un amante de la música en directo. Y es que casi todos los pubs y bares cuentan con conciertos de grupos locales con un nivel altísimo de calidad. En ellos, olvídate de éxitos latinos (¡sí, existe el paraíso!) y disfruta con los grandes clásicos british de toda la vida y grupos bandera como The Cure o Stereophonic.
Y es que la cultura y la música en Bristol no es una opción, es un básico de la vida y te darás cuenta de ello cuando veas las numerosas tiendas de instrumentos en todos los barrios que visites, la compra-venta de vinilos e, incluso, el regateo de un niño de 10 años en un mercadillo para comprar un vinilo de Patti Smith.
Todas estas experiencias te las llevarás aderezadas de terrazas llenas de gente por las tardes/noche, indistintamente de la temperatura que haga, y del característico gusto por la moda de los ingleses, donde la combinación de estilos, colores y estampados son una opinión más.
No es casualidad que en NORDUR nos sintamos felices en un lugar como éste.
