Nantes, la ciudad sacada de la imaginación de Julio Verne

El Elefante Gigante de Nantes
Una de las ciudades más creativas y originales es Nantes, ideal para pasar unos días y dejar volar la imaginación.

Echando la vista a atrás y recordando aquellas ciudades que nos han llamado la atención por su ambiente, originalidad y creatividad, nos viene a la mente, sin duda, la ciudad francesa de Nantes.

Cuna de Julio Verne y ubicada en el estuario del Loira, esta ciudad de la Alta Bretaña francesa destaca, no sólo por su patrimonio, sino por su vida artística y por la creatividad de sus instalaciones y actividades implementadas en los espacios públicos de la ciudad y que rinden homenaje a tan ilustre vecino.

El centro histórico es casi todo peatonal y en él destaca, por encima de todo, el Castillo de los Duques de Bretaña, fortaleza amurallada que ha servido como residencia de los duques, cuartel, e incluso como bunker durante la Segunda Guerra Mundial. Un paseo por sus salas y por la cima de las murallas para contemplar la ciudad, se hace imprescindible. Pero si quieres hacer algo original y divertido, no puedes perderte la bajada por el tobogán que desciende desde la muralla hasta los jardines y luego pasar un buen rato sentado en el césped tomándote algo y viendo a la gente hacer todo tipo de actividades deportivas y culturales.

Castillo de los Duques de Bretaña en Nantes

Más formal es la Catedral de San Pedro y San Pablo, de estilo gótico y que ha sido noticia tristemente este año por el incendio que ha sufrido, aunque no ha tenido daños estructurales. Lo que sí ha desaparecido es el gran órgano que presidía la catedral, que junto con las criptas y la tumba de Francisco II, el ultimo duque de Bretaña, eran su gran atractivo.

Otra de las visitas obligadas es la Torre Lu, parte de la antigua fábrica de galletas con sede en Nantes y cuyo colorido destaca desde cualquier parte de la ciudad. Junto a ésta y en los bajos de la antigua fábrica, se encuentra un centro de arte muy moderno.

Torre de la antigua fábrica de galletas Lu en Nantes

Si quieres pasear por un entorno natural o tomarte un respiro, el sitio es “El Jardin des plantes”, un jardín botánico en el que dar un paseo rodeado de vegetación y en el que admirar las instalaciones gigantes de arbustos o de madera. Resulta muy curioso, por ejemplo, pasar por debajo de un banco de madera gigante.

Jardin des Plantes con estructuras gigantes en Nantes

 

Para seguir dando un paseo hay que cruzar a “l’île”, en donde, a la ribera del Loira, nos encontramos con los Anillos de Buren y Bouchain, de tamaño gigante, que se iluminan de noche y ofrecen una visión espectacular del río. En el mismo lugar, tenemos la “Grue Titan”, símbolo de la ciudad, usada para la construcción de barcos en su día y hoy monumento y reflejo del pasado astillero de la ciudad.

Gure Titan en la isla de Nantes

Pero la gran atracción que nosotros descubrimos en Nantes fue “Las Máquinas de la Isla”. Es un proyecto artístico a medio camino entre los mundos de Julio Verne y Leonardo da Vinci, ubicado en los antiguos astilleros de Nantes. Varias atracciones hacen que te quedes boquiabierto con la magnitud de su espectáculo.

Por un lado, nos encontramos con el “Carrusel de los Mundos Marinos”, un tiovivo de tres niveles poblado por todo tipo de criaturas marinas hechas fundamentalmente de madera, en las que te puedes subir para dar unas cuantas vueltas y sumergirte, nunca mejor dicho, en este mundo de ficción creado por Verne.

Por otro lado, está la “Galería de las Máquinas”, un museo por el que darte una vuelta por los talleres donde se diseñan y se crean estas criaturas mecánicas, hechas de forma artesanal y que suponen un contrapunto al mundo tan tecnológico en el que vivimos. Es una pasada ver funcionar arañas y garzas gigantes accionando cuerdas y palancas y para nosotros fue un lujo poder conducir una hormiga, junto a varias personas más, con el encargo de mover la cabeza durante el recorrido que hicimos.

La galería de las máquinas en Nantes

Por último, nos encontramos con la gran atracción de Nantes, “El Elefante Gigante”, con 12 metros de altura, 8 de ancho y 21 de largo y 48 toneladas de peso. Ver el recorrido que hace dentro de la isla es impresionante. Se acciona mediante 62 elevadores que van moviendo sus piernas, cola y trompa de la que expulsa agua para la delicia de los que nos quedamos petrificados viendo tal majestuosidad.

El Elefante Gigante paseando por Lîle de Nantes

No se quedan ahí los lugares visitables de Nantes. Tomarte algo en los bares del Pasaje Pommeray, disfrutar de las vistas de la cima de la Torre de Bretaña y su bar “Le Nid” con una decoración muy particular. Pasear por el centro histórico y ver las tiendas de artesanía, algunas muy modernistas. Sentarte a disfrutar de alguno de los infinitos tipos de crepes. Todo esto hacen que Nantes sea un destino muy entretenido y muy enriquecedor (al menos nuestra experiencia fue así). Sólo has de seguir la Línea Verde que recorre toda la ciudad y que te lleva a todos sus monumentos y atracciones.

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